El cañamito y el alambrito…
Image by Alicia Galdames C.
Estamos sumergidos y es nuestra esa “cultura del cañamito y el
alambrito”. Cada desperfecto que tenemos en casa o en la ciudad, o en el
trabajo, o en cualquier emergencia, lo reparamos “provisoriamente” amarrándolo
con un cañamito o un alambrito… provisorio y de emergencia, que se queda eternamente
allí…hasta que se corta o se oxida, y volvemos a ponerle otro nuevo
cañamito o alambrito “provisorio”…
Hay algo genéticamente implantado en nuestra manera de ser (a lo mejor
producto de esa extraña mezcla durante tres siglos de español e indígena…), que
nos hace “improvisadores permanentes”, que vivimos de emergencia en emergencia,
en la inestabilidad constante, en el desorden que se va ordenando de a poco, en
la reconstrucción interminable que se va desconstruyendo…
¿Somos o vamos camino de ser? Pasamos del sismo al maremoto, de la
lluvia torrencial al desborde, del aluvión al derrame, del choque al
volcamiento, del derrumbe al incendio, de los restos a los escombros… y nos
paramos sacudiéndonos, diciendo medio sonrientes “¿qué cresta pasó?”…
Viéndolo en términos positivos: ¿no será la raza la mala…?