El Chuli, el más feo y el más tierno de los gatos que he tenido. Tenía un solo pelo de bigote blanco, un pelaje cortito y con pelones, además su cola era medio cortada como esas peinetas que le faltan algunos dientes en el medio. En las noches y sobre todo si pasaba al trasluz de una vela, parecía un horrible gato de bruja, salido de la época medieval. Aunque en estas fotos estaba mucho más cuidado, regalón y gordito.
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